Escribir se ha convertido en un acto mecánico al que no prestamos
atención y que requiere gastar un tiempo que no queremos perder. Nadie
se para a deleitarse dibujando los sonidos; todo es rápido, basta con
que se comprenda. Todo esto, claro, en el caso de que sea necesario que escribamos de
nuestro puño y letra, algo que es cada vez más raro, ya que hoy día
apenas se escribe, casi solo se teclea. Nadie se para a pensar que cada una de las letras que escribimos es
la superviviente de una tradición milenaria, una tradición que nos
conecta a civilizaciones fascinantes desaparecidas, y uno de los
elementos que nunca nos ha abandonado durante toda nuestra historia.
La escritura nació en varios puntos del planeta sin relación entre ellos: China, Mesopotamia, Egipto, México… son los más famosos. Todo parece lejano y ajeno a nosotros, pero no lo es. Para descubrir nuestro origen tenemos que ir a Mesopotamia y Egipto, a las escrituras cuneiforme y jeroglífica.
La escritura nació en varios puntos del planeta sin relación entre ellos: China, Mesopotamia, Egipto, México… son los más famosos. Todo parece lejano y ajeno a nosotros, pero no lo es. Para descubrir nuestro origen tenemos que ir a Mesopotamia y Egipto, a las escrituras cuneiforme y jeroglífica.
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